Sin duda, las flores son uno de los regalos más hermosos que la
naturaleza o la creación como se le quiera considerar, nos han
dado.
A todos nos gustan. Pero el “amar” y “querer” no es lo mismo; bien
sabido es esto que afirmo. A todos nos “gustan” las flores, pero no
todos estamos dispuestos a “amarlas”. Porque el amar implica
esfuerzo; es cuidar, regar, abonar y fertilizar a nuestra flor. Y eso,
sólo el que ama puede hacerlo. La gran mayoría sólo quiere disfrutar
de su belleza y su exquisito aroma, pero no están dispuestos a
invertir tiempo y esfuerzo para cultivar a esa flor. Y es que siempre
será más cómodo cortarlas que cultivarlas.
Esto es lo mismo que sucede con las mujeres, el ser más sublime de
la creación o la naturaleza. Ese ser hermoso, aparentemente frágil,
grácil, sensible; un ser lleno de amor. Tanto, que la humanidad entera
depende de ellas, ya que son quienes nos han cuidado y nos han
amado incondicionalmente desde nuestro nacimiento hasta que
somos capaces de valernos por nosotros mismos… y más allá.
Son las flores de la vida, pues.
Y por eso los hombres queremos cortarlas y disfrutar su belleza,
mientras dure. Todos podemos quererlas; a todos nos gustan. Pero
no todos somos capaces de amarlas. Porque amarlas implica
esfuerzo, ya lo dijimos. Cultivar una relación no es fácil; hay que
trabajar arduamente, todos los días, en ella. Esforzarse, invertir
tiempo e inteligencia; es invertir y demostrar interés. Es explorar la
mente y el corazón de estos seres, tan herméticamente cerrados,
que sólo el amor es capaz de abrir. Pero la recompensa, una vez
alcanzados, es increíblemente grande. Una fuente inagotable de
amor, de ternura, de pasión, de comprensión, de lealtad. Una
recompensa por la que vale la pena esforzarse: una mujer
enamorada.
Amor...me gustas mucho, pero no quiero cortarte; eso es
demasiado cómodo y sé que hay muchos que quisieran hacerlo.
Quiero cultivarte, cuidarte y protegerte todos los días de mi vida.
Te amo y quiero seguir haciéndolo.
Marcos.
Valora a las personas maravillosas cuando las tengas y no cuando
las pierdes.
A veces no apreciamos el valor de un momento, hasta que se vuelve
un recuerdo. Por eso disfruta cada momento y vívelo con ganas.
No te encariñes con lo ajeno, para que después no sufras por lo que
no es tuyo.
No regales cosas, regala emociones y sentimientos, el amor es el
regalo más lindo de todos, el que nunca se olvida...Por eso nunca
dejen de amar.
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